Atención

En ANIMA, la atención no es un observador externo que “mira” dentro del cerebro, sino un campo de control emergente que deforma el paisaje dinámico del sistema nervioso y guía la trayectoria del estado mental hacia ciertos atractores (interpretaciones estables) o la aleja de ellos para explorar alternativas.

Atención = el campo vectorial que, a partir de sorpresa, memoria y valor, esculpe el meta-atractor del cerebro para hacer real —y mantener— una interpretación concreta del mundo.

Sus elementos

1. Saliencia endógena: la diferencia entre lo que entra por los sentidos y lo que tu modelo interno esperaba, ponderada por el valor (motivación). Cuando algo “sorprende” o “importa”, el campo empuja hacia estados que lo explican mejor.

2. Pegajosidad hebbiana (historia reciente): una inercia útil que prolonga el foco; si estabas atendiendo a X, tiendes a seguir haciéndolo un poco más.

3. “Migas de pan” (historial de atractores): sesgo hacia rutas conocidas (explotación) o, si lo inviertes, hacia rutas nuevas (exploración).

4. Meta-saliencia: sensibilidad al propio esfuerzo atencional; actúa como regulador que evita forzar de más y puede detonar pliegues de autoconciencia.

Su rol

• Selecciona y estabiliza una interpretación entre muchas posibles (el atractor fenomenológico).

• Moldea cuencas de atracción: profundiza/ensancha valles cuando quieres foco y calma; los aplana cuando buscas creatividad y cambio.

• Modula ritmos y acoplamientos (CFC: PAC/PPC/AAC/FLC), inclinando el sistema hacia coherencia (sincronía) o complejidad (riqueza e itinerancia).

• Diluye o expande el tiempo subjetivo: cuanto más estable es la trayectoria, más “vuela” el tiempo; cuanto más volátil, más se “alarga”.